
El mercado de renta fija funcionó como colchón durante las últimas semanas donde las compras de deuda fueron más habituales. No obstante, los inversores fueron selectivos y prefirieron la deuda de mayor calidad para amortiguar el impacto arancelario que precipitó a la bolsa, tanto dentro como fuera de Wall Street. El cambio en el precio de los bonos soberanos ya permite al inversor anotarse ganancias del 5,7% en 2025, el doble de lo que obtendría en el mismo periodo un perfil enfocado exclusivamente en la deuda de alta rentabilidad (high yield, como se conoce más abiertamente).
El último impulso lo da la deuda gubernamental emitida por el Tesoro de Estados Unidos que se comportó peor en los últimos meses y que ahora, por precio, aúpan al conjunto de la deuda soberana.
Que los bonos soberanos anoten un incremento del precio (se mueve en sentido contrario a la rentabilidad a vencimiento en el mercado secundario) superior al de la alta rentabilidad es una anomalía en sí misma, ya que el propio nombre high yield sugiere más retorno a costa de mayor riesgo. Pero la realidad es que el índice de Bloomberg que replica a una cartera de deuda soberana diversificada por duración y por geografías (y siempre con la etiqueta de grado de inversión) no encuentra rival en lo que va de 2025.
En términos globales, la renta fija gubernamental bate a la deuda corporativa con grado de inversión además de a la categoría de alta rentabilidad. Y si se filtra por geografías, solo con deuda alemana (denominada en euros) las ganancias para el inversor serían del 8,9% frente al 2,5% de la deuda soberana estadounidense (en dólares). Aun así, es la deuda de países nórdicos o de Suiza donde está el verdadero incremento de precios en 2025.
El rendimiento a vencimiento de los títulos estadounidenses cayó en toda la curva, aunque no se haya producido el mismo deterioro en los tramos más cortos frente a los más largos. Pero el T-Note a dos y a 10 años ejemplifican a la perfección el criterio de los inversores desde que comenzó el año. Entre el rendimiento máximo del bono de EEUU a dos años y su mínimo hay más de 80 puntos básicos de diferencia. En el caso del T-Note a 10 años el salto es de 90. Y estos máximos son anteriores a la toma de investidura de Trump como presidente y los mínimos tras la escalada arancelaria de abril.
Hay otro matiz. En la recta final de abril los inversores extranjeros, principalmente en China según apuntaron desde Bloomberg, vendieron una cantidad de deuda estadounidense lo suficientemente grande como disparar la rentabilidad de los bonos nacionales en menos de una semana alrededor de 50 puntos básicos. Esto provocó que Trump pausara durante 90 días su guerra arancelaria. "La fuerte subida del coste de la deuda americana llevó a Trump a suavizar su postura. [...] Asimismo, ha moderado su tono respecto a Powell y China", explica la directora de análisis y estrategia de Renta 4, Natalia Aguirre.
Con el ejemplo del primer bono de EEUU a 10 años emitido en 2025, en lo que va año el precio sube casi un 2,5% (llegó a superar el 4,5% en su mejor momento). Es decir, las ganancias para el inversor tenedor de este título de deuda sería del 2,5%. Es más de lo que sube el S&P 500 en el mismo periodo y rivaliza con la rentabilidad que ofrece este índice de Wall Street (inversa del beneficio neto frente a su capitalización actual). Sin embargo, las ganancias no serían tales realmente para un inversor afincado en Europa.
El trampantojo del euro
La misma situación que lleva a los inversores a refugiarse en la renta fija (más en la europea que en EEUU) afecta al cambio del euro frente al dólar. "Persiste la debilidad del dólar, ya que los inversores buscan asignar su capital lejos de los activos con sede en EEUU", explica el jefe de invasiones en América de Deutsche Bank, Deepak Puri. La desconfianza en la economía estadounidense fuerza al billete verde a retroceder más de un 8% desde que comenzó el año. Así, con el ejemplo del bono estadounidense a 10 años, las ganancias se perderían para el inversor europeo al realizar el cambio de divisa que implicaría pasar de ganar un 2,5% (por el bono) a perder un 6%.
Por lo pronto, no se espera que la Reserva Federal modifique su política monetaria con la actual incertidumbre arancelaria en la reunión de este jueves. "Muchos inversores están vendiendo bonos americanos, de la misma manera que el dólar se está depreciando, porque muchos inversores también venden dólares. Esto no casa con que la Fed baje tipos en los próximos meses", comenta el director de inversiones de Mutualidad, Pedro del Pozo.