
El Banco de España (o BdE), el banco central de este país, acabó 2023 con un resultado "nulo", tal y como ha anunciado hoy la propia institución. Ni pérdidas ni beneficios. Fue el primer ejercicio de su historia en el que no logró ganancias. "Las políticas monetarias no convencionales de la última década, en combinación con las subidas de tipos de interés, iniciadas en 2022 para combatir la inflación, explican esta novedosa situación", señala su gobernador, Pablo Hernández de Cos, en un post del blog del organismo. ¿Qué implica esta nueva situación para la economía española?
En su texto, De Cos destaca que "lo habitual es que la rentabilidad del activo" del BdE "sea superior al coste del pasivo". Para entender esto, hay que saber un par de aclaraciones sobre el balance del ente monetario:
1. El activo, que engloba los derechos y bienes en el caso de las empresas, en el caso del Banco de España es el resultado de la instrumentación de la política monetaria, de la que es responsable el Banco Central Europeo (BCE). En concreto, gran parte del activo del BdE son los préstamos y la cartera de política monetaria.
2. En cuanto al pasivo, que en la contabilidad corporativa abarca las deudas y obligaciones, abarca las fuentes de financiación de los activos, entre los que destacan las reservas bancarias (los depósitos que las entidades de crédito mantienen en el BCE) y los recursos propios del Banco de España: su capital, reservas y provisiones.
Sabiendo esto, y a modo comparativo, cabe destacar que entre 2014 y 2022 los beneficios del Banco de España fueron de 2.116 millones de euros medios anuales. Pero ¿por qué eran tan altos? "Con los tipos de interés oficiales negativos vigentes en ese período, los bancos centrales cobraban (en vez de pagar) a las entidades por los depósitos mantenidos en sus balances. A esto hay que añadir la rentabilidad (reducida, pero positiva) de la cuantiosa cartera de política monetaria", indica Pablo Hernández de Cos en su post.
Un giro de 180 grados
Por tanto, en los nueve ejercicios anteriores a 2023 los ingresos del BdE fueron "muy superiores a los gastos generados por los préstamos concedidos a los bancos a tipos negativos", añade. Pero las cosas cambiaron el año pasado. Mejor dicho, en julio de 2022, cuando el Banco Central Europeo empezó a endurecer su política monetaria principalmente elevando con brusquedad los tipos. Con ello pretendía ahogar la demanda para disminuir la presión por esa parte sobre los precios. Esto es, para contener la elevada inflación que sufrió (y sigue pagando todavía) todo el Viejo Continente.

El ente monetario español vive una situación similar a la de otros miembros del Eurosistema. Sin ir más lejos, el BCE perdió cerca de 1.270 millones de euros el año pasado. Y es que, tal y como relata De Cos, la subida del precio del dinero en el euro ha tenido "un impacto inmediato en el coste de los pasivos de los bancos centrales". Por el contrario, "los ingresos procedentes de la cartera de política monetaria recogen de una manera mucho más lenta el efecto de los tipos más altos".
En consecuencia, el Banco de España acabó 2023 en breakeven. "Este desequilibrio entre el tipo de interés del activo y el del pasivo es, no obstante, transitorio" y "su duración dependerá del ritmo de descenso de los tipos de interés", asegura el gobernador.
El Tesoro Público pierde parte de sus ingresos
El Banco de España transfiere sus beneficios de cada ejercicio al Tesoro Público, el organismo dependiente del Gobierno que gestiona la deuda pública del país, alimentando así sus ingresos fiscales. Pero la habitual transferencia "no se va a producir" este año, dice De Cos, pues no ha habido ganancias. Asimismo, el economista avisa de que "la falta de beneficios se prolongará algún ejercicio más".
Sin embargo, asegura que la situación actual "no compromete en modo alguno el margen de maniobra" del BdE, que en 2022 contaba con una provisión de 33.000 millones de euros. Este "colchón" cubrirá "con holgura el desfase temporal entre ingresos y gastos financieros", según los escenarios previstos por la institución.
"La diferencia negativa entre ingresos y gastos financieros es una situación transitoria, durante la cual las provisiones acumuladas permitirán que no se registren pérdidas", insiste Pablo Hernández de Cos.