
Las múltiples sanciones implementadas por Occidente para intentar derribar la economía de Rusia están teniendo un impacto descafeinado o, al menos, inferior al que se había previsto en un primer momento. Rusia cuenta con aliados importantes y sobre todo con una batería de países que están viendo en las sanciones un nicho de negocio (una forma de sacar tajada). Un buen ejemplo de ello es el mercadeo con el petróleo y los derivados rusos, objetivo principal de las sanciones de la Unión Europea y el G-7. Ni la prohibición a las importaciones por mar ni el tope al precio del crudo y los combustibles están evitando que el petróleo ruso acabe en los depósitos de los coches europeos en forma de gasolina, diésel o queroseno.
Gracias a estas grietas en las sanciones (intencionadas o no), los mercados de petróleo y sus derivados se han mantenido relativamente estables. Frente a la escasez y el apocalipsis previsto en un primero momento, la realidad ha sido que no ha faltado petróleo, diésel ni gasolina, mientras que los precios incluso se han moderado tras la fuerte subida de principios de 2022.
La otra cara de esta estabilidad es que Moscú ha seguido ingresando ingentes cantidades de dinero vía exportaciones para financiar su guerra contra Ucrania. Aunque sus ingresos se han reducido en los primeros meses de 2023 (por la fuerte caída del precio del petróleo), hace escasos días la Agencia Internacional de la Energía (AIE) revelaba que en marzo las exportaciones de productos petroleros rusos habían alcanzado máximos de casi dos años.
¿Cómo es posible que Rusia esté exportando petróleo y derivados a espuertas en medio de las sanciones? El Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA por sus siglas en inglés), un think tank finlandés que publica de forma semanal y con exactitud los cambios en los flujos comerciales de petróleo y derivados, revela las claves de lo que está ocurriendo en un nuevo informe titulado The Laundromat: How the price cap coalition whitewashes Russian oil in third countries.
Los países 'lavandería'
Estos expertos revelan en su informe los nombres de los países que funcionan como "lavanderías" para los países de la coalición de precios máximos: China, India, Turquía, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Singapur. El valor total de sus importaciones de petróleo ruso fue de 74.800 millones de euros durante los doce meses transcurridos desde la invasión rusa de Ucrania. Estos países conforman ahora el 70% de todas las compras de petróleo crudo de Rusia, sustituyendo al completo las compras que se realizaban desde países de la Unión Europea antes de la guerra.
Después de un año de invasión, las importaciones marítimas de crudo ruso en China, India, Turquía, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Singapur aumentaron un 140% en términos de volumen, en comparación con el período de 12 meses anterior a la invasión. El valor total de sus importaciones fue de 74.800 millones de euros durante los doce meses, y desde la prohibición del petróleo crudo de la UE hasta un año después del comienzo de la guerra, estos cinco países de lavandería han representado el 70% de las exportaciones de petróleo crudo de Rusia.
Una reconfiguración de los flujos
Esto está generando grandes cambios en los flujos del petróleo. Ahora, el mismo barril de crudo tiene que hacer miles de kilómetros más para llegar a su destino, donde se refina y después se envía en muchas ocasiones de vuelta a Europa. Aunque el informe de CREA no se centra en este aspecto, se ha podido observar en los últimos meses cómo el petróleo ruso en el mar se ha multiplicado, puesto que ahora los buques tienen que realizar rutas que multiplican por cinco el tiempo que el barco transcurre en el mar. Los buques rusos se ven obligados a enviar el crudo a puertos lejanos en Oriente, frente a los cortos trayectos que se realizaban antes de las sanciones.
En 2021, el crudo ruso se extraía en los grandes yacimientos del país, se enviaba por oleoducto a los puertos occidentales de Rusia y desde ahí los buques petroleros lo llevaban a Rótterdam y otros enclaves europeos. La ruta media de los buques rusos solía ser de unos 10 días y no existía la necesidad de hacer intercambios de crudo entre barcos.
En la actualidad, la situación es bien diferente: "Las exportaciones a Asia desde los puertos de Rusia occidental (incluida la zona del Ártico) eran cantidades insignificantes antes de la guerra. Los envíos desde Rusia occidental a Europa tardaban alrededor de 10 días o menos, mientras que los viajes actuales a la India y China tardan más de 30 y 50 días, respectivamente", explican desde la Agencia Internacional de la Energía. La India y China se han convertido en el principal destino del petróleo ruso desde que se implementaron las sanciones occidentales.
"Además, para mejorar la eficiencia del transporte de larga distancia, la cantidad de operaciones de barco a barco (STS) ha aumentado significativamente, lo que ha disparado la cantidad de días necesarios para el transporte marítimo. En enero se registraron alrededor de 180 operaciones STS o ship-to-ship, aproximadamente el doble del nivel promedio de 2021", advierten desde la AIE.
Para colocar este crudo, Rusia se ha visto obligada a vender su petróleo con grandes descuentos, lo que ha provocado una caída significativa de los ingresos petroleros y, en un principio, de las exportaciones de Rusia. Sin embargo, los mismos países que han impuesto las sanciones a Rusia han aumentado drásticamente las importaciones de productos petrolíferos refinados de los países 'lavandería'.
"Esta es una laguna importante que puede socavar el impacto de las sanciones en Rusia. Un año después de la invasión rusa de Ucrania, los países de Occidente han aumentado las importaciones de productos petroleros refinados de China (+3,6 millones de toneladas o +94%), la India (+0,3 millones de toneladas o +2%), Turquía (+ 1,8 millones de toneladas o +43%), Emiratos Árabes Unidos (+2,6 millones de toneladas o +23%) y Singapur (+1,8 millones de toneladas o +33%)", sostienen desde CREA.
En total, las compras de productos de petróleo refinado de los países occidentales a los países 'lavandería' aumentaron en +10 millones de toneladas (+26%) o 18.700 millones de euros (+80% en términos de valor) un año después tras la invasión de Rusia en comparación con el ejercicio anterior. En total, los países occidentales han comprado 49,6 millones de toneladas (España 2,9 millones de toneladas) de productos petroleros los 12 meses siguientes al comienzo de la guerra. Desde CREA explican que han apodado a estos cinco países que han aumentado las compras de petróleo ruso y lo "blanquean" en productos derivados, como los países "lavandería".
Dentro de los países occidentales, el mayor importador de productos derivados del petróleo de los países 'lavandería' fue la UE, cuyas importaciones ascendieron a 17.700 millones de euros. Australia gastó el equivalente a 8.000 millones de euros en el período de 12 meses después desde la invasión de Rusia, seguido por EEUU (6.600 millones), el Reino Unido (5.000 millones) y Japón (4.800 millones). ¿Qué es lo que estamos comprando a los países lavandería? Desde CREA explican que la mayor parte de las compras fueron diésel (29%), combustible para aviones (23%) y gasóleo (13%).
¿Quién transporta ese petróleo?
Además, el 56% del petróleo crudo ruso enviado a los países 'lavandería' ha sido transportado por buques de propiedad y/o asegurados por los países que impusieron los topes de precios desde diciembre de 2022. Mientras que el 74% de los envíos de productos derivados de petróleo exportados por estos mismos países fueron transportados por embarcaciones de propiedad y/o aseguradas por países occidentales. Aunque todo es legal y está manteniendo la estabilidad del mercado de petróleo y combustibles, parece algo incoherente, puesto que Rusia sigue ingresando miles de millones por sus materias primas.
Los expertos de CREA sostienen que, si Occidente implementase una prohibición completa y real de las importaciones de productos derivados del petróleo ruso, esto generaría un claro "incentivo para que las refinerías dejasen de comprar petróleo ruso, lo que reduciría los ingresos por exportaciones de combustibles fósiles de Rusia y dificultaría su capacidad para financiar la guerra, lo que es especialmente importante, puesto que Moscú se enfrenta a grandes déficits fiscales en 2023".
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