Spain is different. Este tópico tan manido y un tanto vulgar es quizá una de las mejores definiciones cortas de lo que es España: diferente. La sociedad de cualquier otro país europeo que hubiera sufrido un apagón como el que atrapó a España la semana pasada, quizá, se habría comportado de forma muy diferente. Lo cierto es que el apagón en España tuvo un impacto que nadie habría previsto: los bares se llenaron de gente consumiendo bebida y comida, y los bazares y tiendas se llenaron de clientes que entre risas y nervios buscaban linternas, radios, velas... Todo esto, que es reflejo de la cultura y la alegría española, sumado a la mayor resiliencia psicológica que otorga haber pasado por la pandemia de covid y otros eventos como la borrasca Filomena y la DANA, ha tenido su impacto en el PIB, tanto el día del apagón como los posteriores (no todo el mundo pudo comprar todo lo que quería ese día), cuando los supermercados y los comercios realizaron parte de las ventas que no se pudieron realizar el 28 de abril, ya fuera por la falta de electricidad o por el desabastecimiento. Así, frente a los primeros análisis que hablaban de una caída de hasta 4.500 millones del PIB, ahora este impacto se reduce sobremanera y, quizá, el día que haya datos certeros incluso desaparezca, pero para ello habrá que esperar.