
Aunque para el común de los mortales tener un patrimonio más elevado de lo normal significaría no tener que vivir con preocupaciones económicas, lo cierto es que cuanto mayor es la riqueza acumulada, mayores son las inquietudes que surgen respecto a su preservación y su traspaso a las siguientes generaciones.
Un estudio elaborado por OpenWealth, la firma de CaixaBank especializada en altos patrimonios, y la consultora finReg 360, en el que han participado 40 familias empresarias con un volumen patrimonial cercano a los 12.000 millones de euros, muestra que los family offices siguen siendo una estructura relativamente poco desarrollada en España. De ahí que sea un nicho por el que muchas firmas de banca privada están apostando en los últimos años.
Y no es para menos, ya que el 44% de los participantes asegura que no se apoya en asesores externos para el control de costes de sus carteras de inversión, frente a solo un 28% que sí lo hace, mientras que el 45% señala que tampoco cuenta con asesores para la medición del rendimiento, frente a un 33% que sí utiliza este servicio.
Que no se usen servicios externos al family office podría significar que estas oficinas cuentan con los recursos necesarios para realizar esta tarea. Pero no es así. De hecho, únicamente el 37% de los family offices asumen esta tarea de supervisión de las inversiones de manera directa. Y donde se ve más preocupación de las fortunas es en el tema fiscal, donde el 61% de este tipo de estructuras sí se apoyan en consultores externos.
Un dato curioso al respecto es que más de la mitad del patrimonio de las familias participantes en el estudio se gestiona mediante asesoramiento o bajo el formato de carteras discrecionales, en auge en los últimos años en España.
Pero el tema de los costes y de medición de resultados figuran entre las principales preocupaciones de las familias empresarias que cuentan con algún tipo de estructura para manejar su patrimonio. Al menos, el 60% de los encuestados en el estudio reconoce que la diversificación a la hora de invertir es uno de los principales desafíos, mientras que para el 33% lo constituye el control de los costes reales totales de las inversiones.

De hecho, solamente el 15% de las familias cuenta con profesionales contratados para el análisis de inversiones, la gran mayoría del sector inmobiliario. Y esto se traduce en que el 22% de la cartera media a medio plazo está acaparada por propiedades inmobiliarias.
Activos alternativos
Una cuarta parte de la cartera está invertida en activos ilíquidos, con un 10% en hedge funds, un 2% en infraestructuras y un 2% en inmobiliario. Y el 13% de las familias empresarias son los principales accionistas o partícipes de sociedades o fondos de capital riesgo, con el control de más del 20% del capital de estos vehículos, mientras que el 50% disponen en su cartera de un producto de este tipo, un dato que se alinea con la optimización fiscal que buscan para el conjunto del patrimonio familiar.
El concepto de family office está más arraigado en Estados Unidos, donde esta figura cuenta con una regulación especifica, la denominada Family Office Rule, supervisada por la SEC, que permite operar sin estar registrado como asesor financiero en el supervisor de los mercados siempre que cumplan determinadas normas.
Pero en España, este concepto cuenta con menos recorrido, hasta el punto de que el 53% de las familias empresarias encuestadas tendrán que realizar el relevo generacional en un período superior a los diez años, dato que complementa el hecho de que en el 52% de los participantes en el estudio la riqueza familiar ha trascendido solamente una generación. De hecho, una de las principales preocupaciones es precisamente cómo realizar un traspaso ordenado de la sucesión, algo que para el 40% de los encuestados es muy crítico.
Estructura personalizada
Otro de los datos relevantes del estudio es que solamente el 47% de los encuestados cuenta con un single family office, es decir, una estructura personalizada para gestionar la riqueza familiar, mientras que el resto se apoya en multi family offices. Un porcentaje que es mayor a medida que aumente el volumen patrimonial de las familias, llegando al 72% en el caso de aquellas que cuentan con un patrimonio superior a los 250 millones de euros.
Para Marta Alonso, directora general de OpenWealth, la ayuda externa a la hora de identificar los costes es una de las primeras cuestiones a abordar con las familias empresarias que disponen de un excedente de patrimonio proveniente del negocio familiar. Pero "no solo importa el volumen, sino la profesionalización de las inversiones y la optimización fiscal. Y ayudar a separar más claramente el negocio de la empresa de las inversiones de la familia".
"La diversificación de los activos es importante, pero las grandes familias no tienen un régimen fiscal especial, es el mismo que el que tenemos todos, pero aprovechan las ventajas de los vehículos de inversión colectiva, como las sociedades de capital riesgo", explicó Jorge Ferrer, socio de finReg 360, durante la presentación del informe.
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