Cellnex es una de las compañías que en la última década siempre ha aparecido en las carteras de inversores de todo tipo: desde los minoristas que la conocen desde su escisión de Abertis hasta los grandes institucionales internacionales, que encontraban en la catalana el reflejo de juventud de las grandes torreras norteamericanas como American Tower o Crown Castle.
Su historia, desde que es cotizada, hace justo una década, se puede explicar en dos grandes capítulos. El primero, hasta 2022, marcado por una apuesta clara por el crecimiento inorgánico, que llevó a la empresa a liderar el sector de las torres de telecomunicaciones en Europa a cambio de varias ampliaciones de capital y la emisión de deuda en mercado. El segundo, desde entonces hasta ahora, protagonizado por el desapalancamiento orgánico e inorgánico, la consecución del grado de inversión y el giro radical en su política de remuneración al accionista.
Raimon Trias, el director financiero del grupo desde finales de 2023, explica que han pasado de "ser una empresa centrada en el crecimiento inorgánico a una focalizada en el crecimiento orgánico y en buscar la eficiencia en los países donde estamos presentes. En marzo del año pasado presentamos esta estrategia en el Capital Markets Day donde empezamos a mostrar la remuneración al accionista". "Es verdad que todavía teníamos y tenemos muchos compromisos de inversión en los países donde estamos presentes y eso nos llevaba a no poder comenzar a repartir dividendos más altos hasta 2026".
El compromiso de la compañía entonces fue comenzar el año que viene por 500 millones de euros en dividendos, que irían creciendo todos los años hasta un total de 3.000 millones hasta 2030. "Además de esto, lo que dijimos es que había otros 7.000 millones que estaban por definir cómo íbamos a hacer la asignación entre inversiones y retribución a la vez que se reducía el endeudamiento desde las 8 veces de 2021 y 2022 hasta un rango entre las 5 y las 6 veces ya este año, que permitía acceder al grado de inversión [lo obtuvieron en marzo del año pasado] para poder refinanciar más fácilmente los vencimientos", sigue Trias. "Este año ya hemos refinanciado 625 millones de deuda bancaria y tendremos que emitir otros 1.000 millones para la deuda futura y en los próximos tres años tendremos que refinanciar otros 3.000 millones", expone.
Así, en enero de este año han dado otro paso en este sentido anunciando una recompra de acciones de 800 millones de euros [un 3,4% del valor del grupo en ese momento], con lo que se ha adelantado un año la remuneración al accionista y que se convierten, además, "en un suelo de cara a los próximos años", matiza. "Se empezó la ejecución a finales de febrero y a día de hoy llevamos ya comprados más de 650 y esperamos terminarlo en mayo con un precio medio hasta ahora por debajo de los 33 euros", explica.
Hay que recordar que ahora la acción cotiza en torno a 35. Desde hace años, sus títulos están muy correlacionados con la evolución del bono americano. "Es algo curioso porque nosotros apenas tenemos deuda en dólares ni exposición al negocio en dólares y, en cambio, estamos viendo una correlación mayor que la que tienen las propias torreras americanas", arguye. "Es verdad que somos un valor muy defensivo por el tipo de negocio que somos, con contratos muy a largo plazo, una cartera contratada de más de 100.000 millones y, por esto, somos una alternativa a la renta fija", agrega sobre esto.
Respecto a la comparativa frente a las torreras americanas, Trias explica que "ellas son empresas REIT, que tienen por obligación repartir el 90% de su beneficio, además de estar en un mercado mucho más maduro, de menor crecimiento". "Nosotros todavía el año pasado crecimos un 7%, más del doble que ellos, porque aquí en Europa todavía tenemos mucho margen para aumentar los clientes por torre, ratio que aquí se sitúa en 1,6 mientras que en Estados Unidos llega al 2,5", concluye.