Después de la decisión de mantener los aranceles para casi todo el mundo en un 10%, una subida histórica pero más pequeña que la amenazada en el 'Día de la Liberación', Donald Trump parece haberse quedado con ganas de anunciar subidas de tasas. Y hoy ha decidido desfogarse con el único país al que mantiene aranceles desbocados: China. La Casa Blanca ha informado a la cadena CNBC que los aranceles al país asiático no serán del 125%, como anunció ayer el presidente, sino que serán del 145%. Un nuevo paso en la escalada de la guerra comercial entre ambos, que va a camino de convertirse en poco menos que un embargo comercial.
La explicación para este giro es que Trump no había contado con los aranceles del 20% impuestos el pasado mes de marzo, en medio del ataque contra Canadá y México, acusándoles de vender fentanilo a EEUU. Los nuevos tipos no reemplazan a los anteriores, sino que deben sumarse, han aclarado hoy, por lo que la cifra final no será del 125% anunciado ayer, sino del 145%.
El anuncio ha acelerado las caídas en Wall Street, y el S&P 500 ha pasado a caer un 4% en los minutos posteriores, mientras que la rentabilidad del bono a 10 años ha borrado todas las caídas que había registrado tras el buen dato de inflación, y el petróleo de Texas ha perdido los 60 dólares.
Este giro deja claro que la crisis arancelaria sigue viva, y que la incertidumbre es máxima: en cualquier momento Trump puede cambiar sus opiniones y subir o bajar los impuestos en cuestión de segundos. Una situación que no anima nada a los mercados ni a los inversores en general, y que recuerda que el sistema de comercio internacional dependerá de cómo se levante Trump cada día.
Los tipos disparados que el Gobierno de EEUU ha impuesto a las importaciones provenientes de China, en la práctica, suponen un embargo comercial, según advierte Preston Caldwell, economista sénior de Morningstar Research Services. Es muy poco probable que haya muchos clientes dispuestos a comprar productos chinos si tienen que pagar un recargo del 145% por ello. El resultado es que las empresas tienen un gran incentivo para desviar su comercio de China a otros países de la región, y que los bienes que solo China produce se van a convertir en poco menos que en artículos de lujo. El shock arancelario para EEUU solo acaba de comenzar.