
Aunque los efectos de la actual restricción monetaria ya se empiezan a percibir, el grueso de su impacto se trasladará a la economía y a la inflación en los próximos dos y tres años. El economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Philip Lane, ha avisado este jueves de que "una gran parte" del ajuste todavía tiene que materializarse. Y ello llevará tiempo.
"Todavía se espera que una gran parte de los efectos del actual ciclo de subidas de tipos, iniciado hace tan solo seis meses, se materialicen en los próximos meses y años", ha dicho Lane durante su comparecencia en el Instituto Nacional de Investigación Económica y Social de Reino Unido. En su discurso en Londres, el economista jefe del BCE ha evaluado el incremento más rápido en los costes de financiación en la historia del euro, de 300 puntos básicos desde julio.
En cuanto a los efectos del ajuste en la inflación, los precios bajarán en 1,2 puntos porcentuales en el ejercicio en curso. Es a partir de 2023 cuando comienzan a materializarse las acciones del BCE en las presiones inflacionistas, según los estudios del organismo citados por Lane. En adelante, la caída en el Índice de Precios al Consumo (IPC) será de 1,8 puntos porcentuales el año que viene, en 2024. Actualmente, la inflación en la eurozona se sitúa en el 8,5% interanual en enero. De media en 2022, el IPC se ha situado en el 8,3% en los países del euro, lo que implica que el objetivo de estabilidad de precios sigue muy alejado.
Respecto al crecimiento económico, las subidas en los tipos de interés lastrarán el Producto Interior Bruto (PIB) del conjunto de la eurozona en 1,5 puntos porcentuales de media en los próximos tres años. En este caso, las consecuencias en la actividad se trasladan antes y se espera que las mayores consecuencias se produzcan este año, según los modelos del BCE.
Pese a que el organismo advierte de que muchas de sus acciones todavía no han generado la respuesta debida, especialmente en la inflación y en la economía, sí se advierten resultados en el mercado del crédito, en los hogares y en las empresas. En ese sentido, los costes de financiación para las compañías de la zona euro empezaron a subir a principios del año pasado y se han acentuado, en mayor medida, desde septiembre. En las familias, las hipotecas ya se han encarecido en 160 puntos básicos y los créditos al consumo han incrementado aún más.
Asimismo, el flujo del crédito bancario a las empresas y hogares ha disminuido de forma "notable". Las entidades financieras de la zona euro admiten que han endurecido los requisitos para acceder a financiación, especialmente en el cuarto trimestre, y tanto en empresas como para la adquisición de vivienda.
En todo caso, no solo quedan por llegar los efectos a la inflación y a la economía, sino que también faltan más subidas de tipos. La próxima será de 50 puntos básicos en la reunión de marzo, como ha reiterado la presidenta del BCE, Christine Lagarde. A partir de ese ajuste, el economista jefe del banco central no ha querido anticipar los próximos movimientos del organismo.