
Gigantes tecnológicos como Microsoft, Amazon, Stellantis están realizando importantes inversiones en Aragón con cerca de 45.000 millones de euros invertidos. Sobre cómo repercute a la economía y al empleo y los planes a futuro ha charlado con elEconomista.es Jorge Azcón, presidente de Aragón.
Aragón vive un momento de popularidad económica. La región ronda los 45 mil millones de euros en inversión extranjera. ¿Qué tiene Aragón para atraer a este capital internacional? ¿Cuáles son las expectativas para 2025 ante los últimos acontecimientos comerciales de los que hablábamos?
La comunidad aragonesa está en uno de los mejores momentos de su historia. 2024 fue el año de la prosperidad y en el que se han cerrado inversiones nunca vistas en España en un año. Por supuesto, no hay una única razón porque cada proyecto empresarial, cada inversor, tiene unos intereses distintos. Lo que sí creo es que hay muchos condicionantes que hemos conseguido realzar y eso está funcionando. Aragón es un territorio con una gran ubicación. Estamos en el centro de los puntos de desarrollo más importantes del país, a poco más de una hora de Madrid o Barcelona, con unas conexiones privilegiadas. Tenemos territorio y energía barata. Estamos haciendo un esfuerzo importante para ser líderes en energía renovable y eso hay que aprovecharlo para que se utilice en el territorio, porque eso es bueno para la economía y el medio ambiente. Por último, hay que hablar de la paz social. Pocos territorios pueden presumir de más de 35 años de acuerdos entre patronal, sindicatos y Gobierno. Esto, aunque parezca menor, muestra que los aragoneses somos gente de más acuerdo y menos conflicto y para quien busca ubicación, es un factor fundamental.
Las cifras de 2024 son históricas y difíciles de repetir, pero seguimos con muchos proyectos sobre la mesa que poco a poco se van anunciando. La incertidumbre geopolítica siempre afecta, pero hay que ser prudentes porque las cosas cambian muy rápido también para las empresas que se plantean estar en Aragón.
La guerra comercial inunda la actualidad más inminente, no solo del panorama económico nacional, sino también del aragonés. ¿Cómo confían en hacer frente a esta situación?
Como no puede ser menos, estamos preocupados por los aranceles. Hay sectores muy afectados, pero el Gobierno de Aragón trabaja desde hace semanas con diferentes escenarios y lo hemos hecho de forma rápida. Si el 12 de marzo, el presidente de Estados Unidos, sugería la posibilidad de poner aranceles al vino europeo, cinco días más tarde me reuní con las cuatro denominaciones de origen, ya con medidas sobre la mesa. Hemos aumentado en un 300% los fondos propios para el sector y buscamos otros mercados como alternativa.
A esto hay que añadir otras acciones que hemos tomado como duplicar el presupuesto de internacionalización de Aragón Exterior o abrir una línea de crédito con interés bonificado en Sodiar de un millón de euros.
Son sólo algunos ejemplos de lo que hemos hecho. Estamos muy pendientes de la situación pero, como he dicho antes, hay que ser cauto porque las cosas cambian muy rápido y precipitarse no ayuda. Necesitamos una respuesta ordenada y coordinada con el Gobierno español y europeo.
A pesar de esto, tenemos que saber que el impacto es limitado en el conjunto de la economía para Aragón.
La comunidad está en el punto de mira de gigantes tecnológicos como Microsoft, Amazon, Stellantis... ¿Cómo repercute en la economía aragonesa y qué medidas concretas está tomando su gobierno para asegurar que esta inversión extranjera se traduzca en empleos estables y beneficios directos para la ciudadanía aragonesa?
La llegada de inversiones siempre repercute en la economía de la comunidad y en el bienestar de los ciudadanos, de una manera u otra. El beneficio principal es el empleo. Empleo estable y de calidad porque suelen ser trabajos cualificados. Además del empleo directo, las inversiones están creando puestos de trabajo indirectos en la construcción que está potenciando a pequeñas pymes del sector que están multiplicando su producción y facturación.
Las inversiones tecnológicas están ya creando un ecosistema de partners que están creciendo en Aragón. Hay empresas colaboradoras de las grandes tecnológicas que pasan desapercibidas ante la opinión pública pero que tienen más de 1.000 trabajadores en la comunidad. Son multinacionales, pero también empresas aragonesas como Integra o hiberus que están siendo capaces de subirse a la ola de la tecnología.
No nos podemos olvidar de la huella fiscal que deja cada empresa. Un ejemplo lo tenemos en el último proyecto empresarial que se anunció, la del proyecto CLAVE del aragonés Grupo Costa en Villamayor. Según cálculos de la Universidad de Zaragoza, entre todas las administraciones, dicha empresa aportará a las arcas públicas más de 41 millones de euros en diferentes conceptos.
En concreto, la inversión en data centers sitúa a Aragón en tercera posición tras Madrid y Cataluña. ¿Cuál es el retorno económico que espera Aragón por la instalación de estos data centers? ¿Hay una estimación del impacto en el PIB regional?
El retorno económico de los centros de datos supondrá un salto cualitativo para la economía de nuestro territorio. Según las cifras calculadas por nuestro Servicio de Estudios Económicos, cuando los data centers estén operativos al 100%, el VAB de la comunidad habrá aumentado en unos 60.000 millones de euros. Para hacernos una idea, esto es cerca del 130% del Valor Añadido Bruto de la comunidad en un año. Sólo cuando pones los datos sobre la mesa te das cuenta de lo que va a suponer la llegada de estos grandes centros tecnológicos para nuestro territorio.
Las empresas aragonesas encaran el futuro con una clara apuesta por la tecnología como una de las vías para crecer y atraer inversión. Pero estos centros de datos requieren de un exigente consumo de energía para su mantenimiento. De hecho, generan desafección por parte de la sociedad por el consumo de agua y la pérdida de suelo público. ¿Cómo se está garantizando que estas inversiones tecnológicas sean sostenibles desde el punto de vista medioambiental?
Estamos completamente comprometidos con el medio ambiente y la sostenibilidad. Ninguno de los centros de datos que se van a instalar supone problemas para el ecosistema de la zona donde está instalada. El consumo de agua está muy controlado por las compañías y desde el Gobierno de Aragón velamos porque sean más eficientes en consumo de agua y de energía. Así lo permite la tecnología cada vez más avanzada que están implantando, muchas veces por primera vez en el mundo, en Aragón.
Las grandes compañías están trayendo a la comunidad lo aprendido en todo el mundo. En Aragón, somos ricos en recursos naturales, y precisamente por esto velamos por su uso eficiente.
La transformación digital es un eje clave para atraer talento y clientes. Pero, el mundo de la tecnología también es volátil. ¿Hasta cuándo será capaz Aragón de vivir y mantenerse en la ola tecnológica? ¿Qué papel juega la formación profesional y universitaria en el desarrollo del ecosistema tecnológico aragonés?
Aragón se ha subido a la ola y no nos vamos a bajar de ella. Estamos convencidos de que es el futuro de la comunidad y sus ciudadanos. Uno de los retos es que llegue al día a día de los aragoneses y lo estamos consiguiendo. Vamos a implementar la Inteligencia Artificial este año en 350.000 procesos administrativos y en abril ya se han visto los primeros resultados reduciendo sus plazos. 400 empleados públicos ya han visto como se facilita su trabajo. Es el camino a seguir.
En este camino también es importante la formación porque sin profesionales preparados, no llegaremos nuestro objetivo. Un ejemplo, en la oferta de FP que acabamos de presentar, el 50% de los nuevos ciclos que se van a implantar pertenecen a las ramas tecnológicas. La previsión es que el próximo curso haya 14.800 alumnos formándose en 321 ciclos y cursos de especialización vinculados a la digitalización. También las universidades están haciendo un esfuerzo importante. Por ejemplo, la Universidad de Zaragoza ofertará el próximo curso 107 plazas más en titulaciones, sobre todo, científicas y del ámbito de las ingenierías. Hay que formar profesionales y luego conseguir que se queden a trabajar aquí y para eso hace falta que haya empresas, de todos los tamaños, que ofrezcan empleos atractivos.
Aragón ha sido pionera en energías renovables, especialmente en eólica y solar. ¿Qué papel jugará la región en el mapa energético nacional de cara a los próximos diez años?
Aspiramos a liderar la producción energética renovable en España. En la actualidad somos ya los segundos productores de energía eólica y los quintos en solar fotovoltaica. Con los expedientes en tramitación, esas cifras se multiplicarán. El reto es ahora que la energía se consuma donde se produce. La energía es uno de las grandes fuerzas del territorio y tenemos que seguir por este camino.
¿Qué estrategias está desplegando el Gobierno autonómico para equilibrar la instalación masiva de renovables con la protección del paisaje y el desarrollo rural sostenible?
Tan importante como el despliegue es el equilibrio. Trabajamos con dos estrategias diferenciadas. Por un lado, la de carácter más normativo. En el anexo del Plan Energético de Aragón en elaboración vamos a establecer unos límites o unas zonas donde no sea posible llevar a cabo la implantación de módulos de generación renovable. Desde el punto de vista práctico se está teniendo en cuenta esos mismos criterios a la hora de llevar a cabo la evaluación ambiental. Por otro lado, el desarrollo rural se tiene en cuenta al primar el consumo más próximo, facilitar la llegada de proyectos de inversión a los lugares más próximos a la generación de esa energía.
Ante el riesgo de una dependencia excesiva de este tipo de sectores ¿Cómo definiría la hoja de ruta del Gobierno de Aragón para fortalecer sectores tradicionales como el agroalimentario y su proyección exterior? ¿Se están tomando medidas para modernizar la agroindustria sin perder su carácter local?
El sector agroalimentario ha consolidado su posición como uno de los principales sectores económicos de Aragón. Supone un 15% del PIB de la comunidad y genera en torno a 55.000 empleos. Este sector ha sido capaz de multiplicar por cuatro sus exportaciones entre 2015 y 2023, para pasar de 800 a 3.500 millones de euros. Detrás de estas cifras hay un trabajo encomiable de estos profesionales, pero también un sólido apoyo del Gobierno de Aragón. Esto se ejemplifica en diversas convocatorias de ayudas orientadas tanto a facilitar la comercialización de los alimentos elaborados en Aragón, como a que los productores puedan contar con explotaciones mucho más modernas, eficientes y rentables.
Un ejemplo de este apoyo es la línea de ayudas destinada a mejorar la transformación y comercialización de los productos agroalimentarios. Una línea de ayudas de hasta 13,3 millones de euros, cuya resolución está próxima.
El sector agroalimentario es también uno de los sectores que más han progresado tecnológicamente en los últimos años y esto requiere de profesionales cada vez más y mejor formados. También para este objetivo el Gobierno de Aragón articula diversas líneas de ayudas para impulsar la formación de estos profesionales. De hecho, en 2025 van a poder desarrollarse cerca de 300 acciones formativas en este ámbito.
Aprovechando que elEconomista organiza el próximo foro de Agroindustria en el que se analizarán las oportunidades del sector, ¿cómo se dibuja el futuro de esta industria en la región para los próximos años?
Aragón, donde la agricultura y la ganadería son la principal actividad económica en 22 de sus 33 comarcas, se ha caracterizado tradicionalmente por ser una región productora de alimentos, pero con bajos índices de transformación, lo que se traduce en pérdida de valor añadido. A revertir esta situación van a contribuir dos grandes proyectos de inversión liderados por dos de las empresas líderes en el sector agroalimentario de nuestro país que van a marcar el futuro del sector primario aragonés.
Me refiero al complejo empresarial que está desarrollando BonÀrea en la zona de Épila, que con una inversión de 400 millones de euros va a generar unos 4.000 empleos cuando funcione a pleno rendimiento; y al proyecto que el Grupo Costa va a levantar en Villamayor a partir de 2027. Esta empresa aragonesa ha decidido hace solo unas semanas duplicar la inversión inicial para elevarla hasta los casi 900 millones de euros. El denominado proyecto CLAVE no sólo aúna dos de los ejes clave de la economía aragonesa como son la agroalimentación y la logística, sino que también añade un sector de alto valor en términos de conocimiento científico como es el biofarmaceútico.
Estos dos proyectos, además de aportar músculo empresarial y económico y de ser referencias de la vanguardia de la alimentación y de la economía circular, han hecho una firme apuesta por los productos aragoneses, como es el caso de la planta de frutos secos de BonÀrea, que se abastece de almendra cultivada en nuestra comunidad.
Ante la posible imposición de aranceles al vino por parte de Estados Unidos, el Gobierno de Aragón ha solicitado medidas al Ministerio de Agricultura ¿Qué acciones concretas se están planificando para proteger y promover las exportaciones de vino aragonés en mercados internacionales?
Como ya he dicho antes, el impacto en el sector del vino es importante y desde el primer momento tomamos medidas, pero la promoción del sector es una política que nos marcamos desde la entrada en el Gobierno porque somos conscientes de la difícil situación que arrastraba debido al stock acumulado durante la pandemia, a los cambios de hábitos de consumo entre los más jóvenes y a fenómenos climáticos como las sequías de los últimos años.
Por ello, ya antes de que surgiera esta cuestión de los aranceles, decidimos destinar al sector 9,8 millones de euros en este 2025, de los que casi 4,5 millones se destinan a promoción y comercialización.
Entre otras cosas, se va a impulsar la entrada del vino aragonés en nuevos mercados como puedan ser Polonia en Europa, México y Brasil en América o China, Japón o en Asia.
En cualquier caso, todas las medidas que podamos plantear desde Aragón, serán mucho más eficaces si se trabajan de manera coordinada con el Ministerio de Agricultura. Es precisamente eso lo que le pedimos al ministro Planas: coordinación y que traslade a Europa la necesidad de mantener una posición de unidad y fortaleza de toda la Unión Europea.
El sector de la automoción representa más del 30% del empleo industrial. En total, son más de 300 empresas responsables del 35% de las exportaciones y una facturación anual de 12.000 millones de euros. ¿Qué medidas está tomando el Gobierno de Aragón para garantizar la competitividad y sostenibilidad de este sector clave en un contexto de transición hacia la movilidad eléctrica?
El sector de la automoción está en un momento valle con la transición hacia lo eléctrico y Aragón tampoco en esto es una isla. La planta de Stellantis ha dejado de fabricar dos modelos en los últimos meses y eso se nota en la producción y en las cifras de impacto. Pero la mejor medida para que este momento sea coyuntural es el anuncio que hicimos el 16 de diciembre, el anuncio de la instalación de gigafactoria en Figueruelas, que va a mantener a la automoción aragonesa en primera división durante muchos años.
Desde el Gobierno apoyamos de forma activa la transformación industrial e innovación con ayuda como las TDI que son referencia para las empresas desde hace años, financiando proyectos por todo el territorio. Las ayudas vinculadas a la inversión son uno de los caminos que queremos potenciar.
Una noticia muy de actualidad, la pasada semana el Gobierno de Aragón firmó un protocolo con la Autoridad Portuaria de Valencia para fomentar el desarrollo ferroviario e intermodal propio de una autopista ferroviaria desde las plataformas logísticas de Zaragoza y Teruel. ¿Qué beneficios tendrá? ¿Cree que este protocolo con el Puerto de Valencia puede convertir a Aragón en un nodo logístico clave del corredor Cantábrico-Mediterráneo?
La logística es otro de esos sectores clave para Aragón. La apuesta es total y absoluta y establecer una relación fluida con el puerto más importante de España, por el que pasan el 40% de las importaciones y exportaciones del país por vía marítima, es fundamental. Si, además, consideramos que PLAZA aspira a ser la plataforma en la que pueden llegar a coincidir hasta nueve autopistas ferroviarias está claro que ese protocolo tiene todo el sentido del mundo, porque una de esas autopistas conectará directamente con el Puerto de Valencia. Y ahí PLATEA, como punto intermedio entre Zaragoza y Valencia, puede jugar también un papel relevante, con su nueva terminal ferroviaria lista para sumar e incrementar su potencial logístico.
Al margen de todo ello, hay asuntos estratégicos que unen a aragoneses y valencianos, como es el desarrollo del Corredor Cantábrico-Mediterráneo y la Travesía Central del Pirineo. Ambos territorios somos conscientes de la necesidad de enlace ferroviario de alta capacidad que conecte la Península Ibérica con Europa y que evite el probable colapso de los pasos ferroviarios a ambos lados de los Pirineos. Todos sabemos que la puesta en marcha del corredor que une los puertos del Cantábrico con los del Levante da más sentido aún a esa Travesía Central. Tenemos muchas cosas en común con el Puerto de Valencia y de ahí el deseo y la aspiración de profundizar en nuestras relaciones. La firma de este protocolo que no hace más que ratificar una buena amistad y la búsqueda de soluciones buenas para ambos a través de la conjunción de nuestros esfuerzos.